Introducción.
A. En Mat. 6:9-13 Jesús nos enseña cómo orar. Ahora insiste en que aprovechemos este gran privilegio.
B. Jesús no dice "rezar", sino "pedid". Hay mucha diferencia entre el rezar y el orar. No hay virtud alguna en recitar o leer oraciones. Lo que agrada a Dios es el pedir, buscar y llamar.
C. El Sermón del Monte contiene enseñanzas bien difíciles para nosotros a menos que nuestro corazón esté completamente sumiso a la voluntad de Dios. Es necesario que haya cambio de corazón y de vida. ¿Cómo es posible hacer estos cambios? "Pedid ... buscad ... llamad". Debemos llevar todo problema a Dios en oración. Si estamos resueltos a hacer la voluntad de Dios (ver. 21), si estamos resueltos a cooperar con la oración (poner nuestra parte), y si comprendemos que urgentemente necesitamos de la ayuda de Dios,El nos oirá.
I. ¿Qué debemos pedir?
A. Mat. 6:10, debemos pedir por el reino. En aquel entonces el reino se había acercado (Mat. 3:2; 4:17), y los discípulos de Jesús fueron enseñados a orar, "Venga tu reino". El reino vino (se estableció) en el día de Pentecostés (Hech. 2). Ahora debemos pedir por el reino, de que se extienda por medio de la predicación del evangelio y por la fidelidad de los que se trasladan al reino (Col. 1:13).
B. Mat. 6:10, debemos pedir, "hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra". Esta petición es semejante a la primera -- la de pedir por el reino -- porque Dios reina sobre los que hacen su voluntad. No conviene decir, "hágase tu voluntad" si no estamos dispuestos a hacer su voluntad. Los únicos que agradan a Dios son los que hacen su voluntad (7:21; 12:50).
C. Mat. 6:11, "El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy". Esta petición indica que reconocemos nuestra completa dependencia de Dios, y que "él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas" (Hech. 17:25).
D. Mat. 6:12, "perdónanos nuestras deudas" (pecados, Luc. 11:4). Los "pobres en espíritu" (5:3) reconocen que han pecado y que urgentemente necesitan del perdón de Dios.
E. Mat. 6:13, "no nos metas en tentación, mas líbranos del mal". Reconocemos que sin la dirección y ayuda de Dios sería imposible andar en el camino angosto. Al mismo tiempo recordamos que Jesús nos dice, "Velad y orad, para que no entréis en tentación" (26:41). En todas estas súplicas ponemos nuestra parte, cooperando con nuestra oración.
F. Sant. 1:5, "Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada". Pedimos la sabiduría para ayudarnos a resolver los problemas de la vida y para hacer buenas decisiones en todos los asuntos importantes de la vida que afectan la familia, la iglesia, el empleo, etc.
G. Pedimos muchas otras cosas. También pedimos el consuelo en los tiempos difíciles, pedimos el valor para trabajar eficazmente en su servicio, en fin, pedimos todas aquellas cosas que nos ayudan a crecer y madurar en su servicio y ser transformados a la semejanza de Cristo (Rom. 8:29; 2 Cor. 3:18; Gál. 4:19).
II. "Porque todo aquel que pide, recibe".
A. ¿Promete Jesús que todos los que piden recibirán incondicionalmente lo que piden? Desde luego que no, porque hay varios requisitos para que nuestra oración sea aceptable ante los ojos de Dios. Compárese Hech. 16:31, "Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa". Los evangélicos citan este texto y dicen que el creer es la única condición o requisito de la salvación, pero no es cierto como el ver. 34 hace claro, porque esa misma hora de la noche fueron bautizados el carcelero y su casa. El que pide y el que cree deben cumplir con los requisitos (mandamientos) de Dios.
B. Por ejemplo, Sant. 1:5 dice, "Pero pida con fe, no dudando nada". El pedir solo no logra nada (como la fe sola no logra nada, Sant. 2:24, 26).
C. Mat. 5:6, Jesús dice, "Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados". Si alguien pide algo pero no tiene hambre y sed de justicia, Dios no oirá su oración (no serán "saciados). Dios no acepta la insinceridad; no quiere oraciones que no son del corazón, sino simplemente de la boca. Los que son de doble ánimo no recibirán nada del Señor (Sant. 1:7, 8). Por eso decimos que Jesús no promete que todos los que piden algo lo recibirán incondicionalmente.
D. Sant. 4:3, "Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites". El egoísmo destruye la eficacia de la oración.
E. 1 Juan 3:22, "Y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él". 1 Juan 5:14, "Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye".
III. ¿Qué implica la palabra "pedir"?
A. Indica que le orar no es un rito o ceremonia (no es rezar), sino es "pedir", en el sentido ordinario de la palabra.
B. Implica que somos dependientes de Dios, que estamos necesitados de sus bendiciones y favores. "Fíate de J ehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia" (Prov. 3:5). ¿Qué pidió el fariseo de Luc. 8:11, 12? No pidió nada y no dio gracias, sino que solamente quería hablar de su propia "justicia".
C. Implica que no confiamos en cosas materiales (Mat. 6:19-34), sino en la providencia de Dios. Pedimos a Dios en lugar de confiar en lo que tengamos o en lo que podamos hacer. Los que no conocen a Dios confían en varias cosas: la educación, la preparación para algún oficio o profesión, las inversiones, los ahorros, las posesiones, la buena salud, la fuerza física, en el poder político o financiero, la popularidad con la gente, etc.
D. El "pedir" implica la humildad y sinceridad.
E. Implica comunión con Dios, porque pedimos como hijos de Dios y El nos oye y ayuda como nuestro Padre.
IV. ¿Qué implica la palabra "buscar"?
A. Implica la oración sincera e intensa. "Y volví mi rostro a Dios el Señor, buscándole en oración y ruego ..." (Dan. 9:3).
B. Implica el esfuerzo personal. Mat. 6:33, "Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia".
C. Implica que sinceramente cooperamos con nuestra oración (que ponemos nuestra parte). Cuando oramos por el reino, nos ocupamos en los asuntos del reino para que avance. Cuando oramos "hágase tu voluntad", nos esforzamos por hacerla e insistir en que otros la hagan. Cuando pedimos el pan, trabajamos para aprovechar las provisiones hechas por Dios (El "pone los medios"). Antes de pedir el perdón, perdonamos a otros. Cuando pedimos que Dios no nos meta en tentaciones, las evitamos y huimos de ellas. Cuando pedimos la sanidad, hacemos todo lo posible por aprovechar la ayuda de médicos y medicina, que son bendiciones de Dios. Cuando pedimos el crecimiento espiritual, ponemos nuestra parte, estudiando la Biblia y siendo miembros activos de la iglesia.
V. ¿Qué implica la palabra "llamar"?
A. Implica la perseverancia en la oración, Luc. 11:5-8; 18:1-5. Ejemplos de esto son: Abraham, Gén. 19:22, 23; Elías, Sant. 5:16-18; la mujer cananea, Mat. 15:27; Pablo, 2 Cor. 12:8; y Jesús, Mat. 26:44.
B. La perseverancia en la oración se enseña en muchos textos: 1 Tes. 5:17; Col. 4:2; Rom. 12:12.
C. El desaliento nos destruye espiritualmente. El diablo no tiene que seducirnos a cometer fornicación, etc. para destruirnos, porque basta con desanimarnos. Por eso Jesús nos enseña "la necesidad de orar siempre y no desmayar" (Luc. 18:1). 2 Cor. 4:1, 16, "no desmayamos".
VI. "Recibe ... halla ... se le abrirá".
A. El que cumple con los requisitos de la oración aceptable nunca quedará decepcionado cuando pide a Dios. Véanse Deut. 7:9; Josué 21:45; 1 Reyes 8:56; Neh. 1:5.
B. Dios contesta nuestras oraciones en varias maneras: en primer lugar, tenemos la plena seguridad de que El nos oye si estamos en comunión con El, y que El nos asma y quiere ayudarnos y bendecirnos. No siempre concede lo que pedimos (2 Cor. 12:8), pero siempre nos da lo que pedimos o algo mejor que lo que pedimos (lo que es espiritualmente mejor para nosotros).
VII. ¿Qué hombre hay de vosotros ... ?" Jesús razona de lo menor a lo mayor.
A. ¿Los padres terrenales abusarán de sus hijos? ¿les engañarán? ¿harán burla de ellos? Hay casos de padres abusivos, pero la mayoría de los padres quieren cosas buenas para sus hijos.
B. Dios está aun más dispuesto que los padres terrenales a bendecir a sus hijos.
C. "Vosotros, siendo malos", es decir, somos malos en el sentido de ser imperfectos (Rom. 3:23; 1 Jn. 1:8-10). Si nosotros -- hombres imperfectos -- sabemos dar buenas cosas a los hijos; entonces ¿cuánto más el Dios que es perfecto en conocimiento y poder y en su deseo de ayudar y bendecir a sus hijos dará buenas cosas a los que le pidan?
D. Sant. 1:17, "Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación". ¡Toda cosa buena proviene de Dios! Nunca olvidemos esto. Cuando recibimos o gozamos de cualquier cosa buena, no digamos que tuvimos "buena suerte", sino que recibimos otra bendición de Dios. Nos da la vida abundante (Juan 10:10; Mar. 10:29, 30); nos bendice con toda bendición en Cristo (Efes. 1:3); nos bendice más allá de lo que podemos pedir o entender (Efes. 3:20); en fin, nos da las llaves a todos los recursos celestiales.
E. Por lo tanto, "pedid ... buscad ... llamad".
Preguntas sobre Mateo 7:7-11
1. Compárese la práctica de "rezar" con el concepto bíblico de pedir, buscar, y llamar.
2. Según Mat. 6:9-13 ¿qué cosas debemos pedir?
3. Nómbrense otras cosas, aparte de las que se mencionan en Mat. 6:9-13, que debemos pedir.
4. Según 1 Tim. 2:1-2, ¿por quiénes debemos pedir? Nómbrense otros, aparte de estos, por los cuales debemos pedir.
5. ¿Promete Jesús que todos incondicionalmente recibirán lo que pidan?
6. ¿Qué requisito nombra Sant. 1:6 para la oración aceptable?
7. 1 Juan 3:22; 5:14 también nombran requisitos. ¿Cuáles son?
8. Según Sant. 4:2, ¿por qué no tenemos lo que deseamos?
9. Según Sant. 4:3, ¿por qué no recibimos lo que pedimos?
10. Jesús enseña (Mat. 6:19-34) que no debemos confiar en las riquezas (las cosas materiales). ¿Qué implica el "pedir" con respecto a nuestra confianza en Dios?
11. ¿Qué pidió el fariseo de Luc. 18:11, 12? ¿dio gracias este fariseo?
12. ¿Qué implica la palabra "buscar"? Compárese Mat. 6:33.
13. ¿Cómo cooperamos con nuestra oración cuando hacemos las varias peticiones ya mencionadas (las de Mat. 6:9-13 y las otras)?
14. ¿Qué implica la palabra "llamar"? Véase Luc. 11:5-8; 18:1-5.
15. ¿En qué manera debemos imitar a la viuda de Luc. 18:1-5?
16. ¿Nos dará Dios lo que pedimos si no lo queremos de todo el corazón?
17. Nómbrense varios ejemplos de la perseverancia en la oración. Véanse Gén. 19:22, 23; Sant. 5:16-18; Mat. 15:27; 2 Cor. 12:8; Mat. 26:44.
18. Estúdiense también Rom. 12:12; Col. 4:2; 1 Tes. 5:17. ¿Por qué hay tanto énfasis sobre la necesidad de perseverar en oración?
19. El orar es llamado pedir, buscar y llamar. Nómbrense las tres promesas que corresponden a estos actos.
20. Dios oye las oraciones de sus hijos. ¿Siempre nos da lo que pedimos? Explíquese su respuesta.
21. ¿Cuál es el argumento de Jesús en su referencia a los padres terrenales?
22. ¿Por qué dice en el ver. 11 que sus discípulos eran "malos"?
23. Nómbrense varias "buenas cosas" (ver. 11) que Dios nos da. Jn. 10:10; Mar. 10:29,30; Efes. 1:3; 3:20.
24. Dice Jesús, "llamad, y se os abrirá", pero las personas mencionadas en Mat. 25:11 y Luc. 13:24 querían entrar y no podían. ¿Por qué?
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