CUANDO yo actuaba en Judea, hablaba con la autoridad de la Presencia «YO SOY», reconociéndola como el único Poder e Inteligencia actuando o que pudiera actuar.
Yo estaba consciente de la actividad exterior de las mentes en la humanidad que me rodeaba, pero como ya les he dicho, fue sólo cuando comencé a usar la afirmación:
«YO SOY la Resurrección y la Vida» que se me reveló completamente la plenitud de mi misión y la forma de cumplirla.
Dentro de ti está esa misma Presencia «YO SOY» que yo usé para perfeccionar lo que a la humanidad en ese momento le parecían milagros.
Este es el punto que quiero afincar hoy en ti.
Te aseguro que yo no estaba sino haciendo actuar las Leyes Cósmicas que siempre te rodean y que esperan ser puestas en actividad por medio de tu dirección consciente.
El error que cometen los estudiantes y que retarda su adelanto, es el sentir que están representando una falsedad al declarar una perfección que ellos no ven aún manifestada en su apariencia o actividad. Les digo sinceramente de acuerdo con mi propia experiencia, que tenemos que admitir la única Presencia, Inteligencia y Poder y luego apropiárnosla, reclamándola como nuestra en cada Pensamiento y Actividad.
Es la única forma en que esta Magna Perfección puede ser incorporada en la plenitud de nuestro uso y hasta en nuestra apariencia exterior. El hecho de que esa perfección aparentemente no se haya manifestado, no te debe impedir aplicarla y reclamarla como tuya propia, ya que cualquiera que tenga
mediana inteligencia puede darse cuenta de que la energía y el principio vital que está usando es DIOS, la Magna Presencia «YO SOY»; por consiguiente, esa Presencia, su Poder y Energía está siempre autosostenida.
Al reclamar esta Gran Presencia y su Actividad, estás impulsándola conscientemente en tu vida, tu casa, tu mundo y tus asuntos. Hoy, así como también en el tiempo de mi Ministerio, la lucha económica aparenta ser el peso más grande y, sin embargo, allí, al alcance de tu maniobrar consciente
y la dirección de la gran energía, substancia y opulencia que te rodea, tienes todo lo que es necesario para atraerte esa maravillosa y siempre presente opulencia de Dios.
Cuando tú dices «YO SOY» estás incitando a la acción aquello que llena tus órdenes conscientes.
Una de las primeras cosas que se aclararon en mi conciencia fue el poder natural mío y de todos de calificar la energía, de dirigirla conscientemente a que produjera cualquier cosa que la necesidad ordene; todo esto tiene que ser reclamado, ordenado con el esfuerzo determinado y consciente, que
sabe que en esta orden consciente está la Presencia «YO SOY» hablando y actuando. Por lo tanto, ella tiene todo poder y autoridad para revestir la orden con lo que ella ordene.
En la conciencia de que eres la Presencia «YO SOY» actuando siempre ya puedes saber que tú eres, en el propio momento de reconocimiento un invencible imán de atracción que obliga a cada actividad en el Universo a acudir a ti para cumplir la orden. La única razón que hace no aparentar ser
verdad esto, es que en alguna parte de tu conciencia hay una sensación de incertidumbre acerca de tu habilidad o de tu autoridad, o bien del poder de actuar de la Presencia; pero yo te aseguro que es un placer revelarte estas sencillas Leyes que, sin embargo, son grandes e invencibles en su actividad y que te darán el dominio y la libertad por encima de todas estas cosas que parecen montañas de obstrucción en tu sendero. A medida que continúes aceptando y usando estas Leyes, te encontrarás logrando dominio sobre los Cuatro Elementos: Tierra, Aire, Fuego y Agua.
Cuando tú te hayas hecho consciente de «la Llama de tu Divinidad» estarás actuando desde el más alto de los cuatro elementos, el Fuego, que es la verdadera actividad del Espíritu.
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